Saludos espero que sea de su agrado

Los Hombres De La Historia -CEAL

sábado, 30 de abril de 2011

023-POE - Roberto Sanesi






El Cuervo

Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyóse de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”

¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.

Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”

Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.

Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.

Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!

De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.

Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”

Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”

Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”

Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir granzando: “Nunca más.”

En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!

Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabolica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”

“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”

Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!

(Boston, EE UU, 1809-Baltimore, id., 1849) Poeta, cuentista y crítico estadounidense. Sus padres, actores de teatro itinerantes, murieron cuando él era todavía un niño. Edgar Allan Poe fue educado por John Allan, un acaudalado hombre de negocios de Richmond, y de 1815 a 1820 vivió con éste y su esposa en el Reino Unido, donde comenzó su educación.
Después de regresar a Estados Unidos, Edgar Allan Poe siguió estudiando en centros privados y asistió a la Universidad de Virginia, pero en 1827 su afición al juego y a la bebida le acarreó la expulsión. Abandonó poco después el puesto de empleado que le había asignado su padre adoptivo, y viajó a Boston, donde publicó anónimamente su primer libro, Tamerlán y otros poemas (Tamerlane and Other Poems, 1827).
Se alistó luego en el ejército, en el que permaneció dos años. En 1829 apareció su segundo libro de poemas, Al Aaraf, y obtuvo, por influencia de su padre adoptivo, un cargo en la Academia Militar de West Point, de la que a los pocos meses fue expulsado por negligencia en el cumplimiento del deber.
En 1832, y después de la publicación de su tercer libro, Poemas (Poems by Edgar Allan Poe, 1831), se desplazó a Baltimore, donde contrajo matrimonio con su jovencísima prima Virginia Clem, que contaba sólo catorce años de edad. Por esta época entró como redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, y más tarde en varias revistas en Filadelfia y Nueva York, ciudad en la que se había instalado con su esposa en 1837.
Su labor como crítico literario incisivo y a menudo escandaloso le granjeó cierta notoriedad, y sus originales apreciaciones acerca del cuento y de la naturaleza de la poesía no dejarían de ganar influencia con el tiempo. La larga enfermedad de su esposa convirtió su matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847, se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas, según testimonio de sus contemporáneos. Ambas fueron, con toda probabilidad, la causa de su muerte.
Según Poe, la máxima expresión literaria era la poesía, y a ella dedicó sus mayores esfuerzos. Es justamente célebre su extenso poema El cuervo (The Raven, 1845), donde su dominio del ritmo y la sonoridad del verso llegan a su máxima expresión. Las campanas (The Bells, 1849), que evoca constantemente sonidos metálicos, Ulalume (1831) y Annabel Lee (1849) manifiestan idéntico virtuosismo.
Pero la genialidad y la originalidad de Edgar Allan Poe encuentran quizás su mejor expresión en los cuentos, que, según sus propias apreciaciones críticas, son la segunda forma literaria, pues permiten una lectura sin interrupciones, y por tanto la unidad de efecto que resulta imposible en la novela.
Publicados bajo el título Cuentos de lo grotesco y de lo arabesco (Tales of the Grotesque and Arabesque, 1840), aunque hubo nuevas recopilaciones de narraciones suyas en 1843 y 1845, la mayoría se desarrolla en un ambiente gótico y siniestro, plagado de intervenciones sobrenaturales, y en muchos casos preludian la literatura moderna de terror; buen ejemplo de ello es La caída de la casa Usher (The Fall of the House of Usher).
Su cuento Los crímenes de la calle Morgue (The Murders in the Rue Morgue) se ha considerado, con toda razón, como el fundador del género de la novela de misterio y detectivesca. Destaca también su única novela Las aventuras de Arthur Gordon Pym (The Narrative of Arthur Gordon Pym), de crudo realismo y en la que reaparecen numerosos elementos de sus cuentos. La obra de Poe influyó notablemente en los simbolistas franceses, en especial en Charles Baudelaire, quien lo dio a conocer en Europa.
023-POE - Roberto Sanesi

viernes, 29 de abril de 2011

022-VERDI - Armando Gentilucci-Luigi Pestalozza



MEDALLA CONMEMORATIVA "CENTENARIO DEL ESTRENO DE AIDA"

(Roncole, actual Italia, 1813-Milán, 1901) Compositor italiano. Coetáneo de Wagner, y como él un compositor eminentemente dramático, Verdi fue el gran dominador de la escena lírica europea durante la segunda mitad del siglo XIX. Su arte, empero, no fue el de un revolucionario como el del alemán, antes al contrario, para él toda renovación debía buscar su razón en el pasado. En consecuencia, aun sin traicionar los rasgos más característicos de la tradición operística italiana, sobre todo en lo concerniente al tipo de escritura vocal, consiguió dar a su música un sesgo nuevo, más realista y opuesto a toda convención no justificada.
Nacido en el seno de una familia muy modesta, tuvo la fortuna de contar desde fecha temprana con la protección de Antonio Barezzi, un comerciante de Busseto aficionado a la música que desde el primer momento creyó en sus dotes. Gracias a su ayuda, el joven pudo desplazarse a Milán con el propósito de estudiar en el Conservatorio, lo que no logró porque, sorprendentemente, no superó las pruebas de acceso.
Tras estudiar con Vincenzo Lavigna, quien le dio a conocer la música italiana del pasado y la alemana de la época, fue nombrado maestro de música de Busseto en 1836, el mismo año en que contrajo matrimonio con la hija de su protector, Margherita Barezzi. El éxito que en 1839 obtuvo en Milán su primera ópera, Oberto, conte di San Bonifacio, le procuró un contrato con el prestigioso Teatro de la Scala. Sin embargo, el fracaso de su siguiente trabajo, Un giorno di regno, y, sobre todo, la muerte de su esposa y sus dos hijos, lo sumieron en una profunda depresión en la que llegó a plantearse el abandono de la carrera musical.
No lo hizo: la lectura del libreto de Nabucco le devolvió el entusiasmo por la composición. La partitura, estrenada en la Scala en 1842, recibió una acogida triunfal, no sólo por los innegables valores de la música, sino también por sus connotaciones políticas, ya que en una Italia oprimida y dividida, el público se sintió identificado con el conflicto recreado en el drama.
Con este éxito, Verdi no sólo consiguió su consagración como compositor, sino que también se convirtió en un símbolo de la lucha patriótica por la unificación política del país. I lombardi alla prima Crociata y Ernani participaron de las mismas características. Son éstos los que el compositor calificó como sus «años de galeras», en los cuales, por sus compromisos con los empresarios teatrales, se vio obligado a escribir sin pausa una ópera tras otra.
Esta situación empezó a cambiar a partir del estreno, en 1851, de Rigoletto, y, dos años más tarde, de Il Trovatore y La Traviata, sus primeras obras maestras. A partir de este momento compuso sólo aquello que deseaba componer. Su producción decreció en cuanto a número de obras, pero aumentó proporcionalmente en calidad. Y mientras sus primeras composiciones participaban de lleno de la ópera romántica italiana según el modelo llevado a su máxima expresión por Donizetti, las escritas en este período se caracterizaron por la búsqueda de la verosimilitud dramática por encima de las convenciones musicales.
Aida (1871) es ilustrativa de esta tendencia, pues en ella desaparecen las cabalette, las arias se hacen más breves y cada vez más integradas en un flujo musical continuo –que no hay que confundir con el tejido sinfónico propio del drama musical wagneriano–, y la instrumentación se hace más cuidada. Prácticamente retirado a partir de este título, aún llegó a componer un par de óperas más, ambas con libretos de Arrigo Boito sobre textos de Shakespeare: Otello y Falstaff, esta última una encantadora ópera cómica compuesta cuando el músico frisaba ya los ochenta años. Fue su canto del cisne.
022-VERDI - Armando Gentilucci-Luigi Pestalozza

jueves, 28 de abril de 2011

021-NASSER - Celma Agüero






(Alejandría, 1918 - El Cairo, 1970) Político y militar egipcio, presidente de la república egipcia entre 1954 y 1970. Hijo de un funcionario de correos, acudió a la escuela primaria en al-Khatatibah, una aldea en el delta del Nilo a la que aquel había sido destinado. Prosiguió sus estudios en El Cairo y participó en las frecuentes manifestaciones antibritánicas y antimonárquicas, lo que le supuso su primer ingreso en prisión a los 17 años acusado de conspiración. Tras la enseñanza secundaria y una breve estancia en una escuela de Derecho, en 1937 fue autorizado a ingresar en la Real Academia Militar cairota y tres años después se graduó como subteniente.
En 1948 combatió en la guerra contra Israel antes de ser hecho prisionero y posteriormente sirvió en Sudán, entonces bajo condominio anglo-egipcio. Nasser, a la sazón comandante, estableció contacto con otros jóvenes oficiales, igualmente descontentos con la derrota de los ejércitos árabes frente al pequeño Estado judío y la incompetencia y corrupción de la monarquía reinante, y en 1949 formaron la organización revolucionaria clandestina de los Oficiales Libres.
Nasser y sus compañeros, inspirados por un pujante nacionalismo árabe y los métodos de acción política de los Hermanos Musulmanes, maduraron su conspiración para derrocar al régimen del rey Faruk. En la noche del 22 de julio de 1952 el Comité de Oficiales Libres dirigió con éxito un golpe de Estado incruento que inauguraría un ciclo de revoluciones de similar signo en el mundo árabe. Nasser, ya con el rango de coronel, asumió la jefatura del Consejo de la Revolución y la comandancia de las Fuerzas Armadas, mientras que el general Muhammad Naguib, nominalmente el líder del movimiento, tomó la jefatura del Gobierno (desde 1953 también la presidencia de la nueva República).
El 18 de julio de 1953, coincidiendo con la abolición de la monarquía, Nasser fue nombrado viceprimer ministro y ministro del Interior, puestos desde los que reveló a los observadores su condición de hombre fuerte del nuevo régimen. La pugna entre Naguib, un moderado favorable al acuerdo con los países occidentales y a recuperar a sectores liberales de la monarquía, y Nasser, partidario de iniciar un movimiento nacionalista panárabe contra Israel y de adoptar el neutralismo frente a las superpotencias, se saldó a favor del segundo, que el 25 de febrero de 1954 se aupó a la jefatura del Gobierno y el 14 de noviembre destituyó definitivamente a Naguib y asumió la presidencia de la República. Días atrás, el 29 de octubre, la mayoría de los dirigentes de los Hermanos Musulmanes habían sido detenidos al acusarse a esta organización de planear un complot contra la vida de Nasser.
El 23 de junio de 1956 Nasser sometió a referéndum popular un proyecto constitucional que convertía a Egipto en una república socialista árabe de partido único, la Unión Nacional (creada por decreto el 28 de mayo de 1957) sistema presidencialista fuerte y con el Islam como religión oficial. Él, además, se presentó a elecciones presidenciales, de hecho un plebiscito al ser su candidatura la única permitida. El pueblo egipcio se pronunció favorablemente en ambas consultas con prácticamente el 100% de los votos.
La política exterior del nuevo Egipto nasserista dio un viraje radical. El 5 de febrero de 1955 el dirigente yugoslavo Tito lo recibió en Brioni para explicarle su propuesta de un tercer bloque mundial de países no alineados, Nasser fue uno de los participantes más destacados de la célebre Conferencia de Bandung (18-24 de abril de 1955) y los días 17-21 de julio de 1956 volvió a reunirse con Tito en Brioni junto con el primer ministro indio J. Nehru; quedó así definido el trío de grandes líderes del Tercer Mundo hasta mediados de los años sesenta.
El gran sueño de Nasser era aunar a los divididos pueblos árabes bajo el liderazgo egipcio para plantar batalla al enemigo irreconciliable, Israel, y lograr la verdadera independencia de Egipto, tanto en el campo político como el económico, perdida de hecho desde que las invasiones persas derribaron al último faraón hacía 2.500 años. Nasser desarrolló la reforma agraria (puesta en marcha el 8 de septiembre de 1952) y sometió la actividad económica al Estado. Nasser dirigió personalmente las negociaciones con el Reino Unido para la retirada de sus tropas del Canal de Suez, concluidas con acuerdo el 19 de octubre de 1954.
Puntal de los proyectos de desarrollo era la gran presa de Assuán, en la primera catarata del Nilo, con el fin de producir la electricidad requerida por aquellos y ganar desierto para el cultivo. Al principio se dirigió al Banco Mundial, EE.UU. y el Reino Unido en busca de financiación. Las conversaciones comenzaron el 17 de octubre de 1955 con el malestar de Washington, pues el 27 de septiembre anterior Nasser reconoció que la URSS y Checoslovaquia habían accedido a suministrarle material bélico, hecho de gran significación, pues quebraba el monopolio armamentístico de Occidente en Oriente Próximo. El 20 de julio de 1956 el gobierno americano canceló su oferta de ayuda aduciendo que el dirigente egipcio había incluido a los soviéticos en la empresa, decisión que secundó el gobierno británico al día siguiente. La tensión no repercutió en la retirada británica en curso y el 18 de junio el último soldado inglés abandonó Egipto.
La respuesta de Nasser al boicot occidental fue espectacular y provocó un terremoto internacional: el 26 de julio anunció en un discurso en Alejandría la nacionalización del Canal y la prosecución del proyecto de Assuán sin los fondos solicitados. Nasser quiso así presionar a Occidente como el medio de obtener la financiación de la presa y de paso ganó la adhesión entusiasta de las masas árabes, convirtiéndose en el campeón del emergente Tercer Mundo. Pero su osada apuesta tenía gravísimas implicaciones económicas y estratégicas para el Reino Unido y Francia, los principales accionistas del Canal.
Alarmados, los gobiernos británico y francés negociaron secretamente con el israelí (interesado por su parte en poner fin al cierre de Suez para sus buques, vigente desde 1949, y al más reciente del Golfo de Akaba, la salida al Mar Rojo, desde septiembre de 1955) la organización de un ataque conjunto contra Egipto para librarse de Nasser, su enemigo común. El complot militar quedó decidido en una conferencia en Sêvres los días 22-24 de octubre. El plan establecía que Israel invadiría el Sinaí; las operaciones militares pondrían en peligro la seguridad del Canal, ante lo cual Londres y París instaron a Israel y Egipto a poner fin a las hostilidades; Israel aceptó y Egipto, presumiblemente, no, ofreciendo el pretexto para la intervención franco-británica dirigida a ocupar el Canal.
La ofensiva israelí comenzó el 29 de octubre con un ataque sorpresa que hizo grandes progresos en el Sinaí y penetró hasta las cercanías del Canal a la altura de Ismailía. El día 30 Londres y París presentaron su ultimátum, Egipto lo rechazó y al día siguiente los aliados comenzaron a bombardear los aeródromos egipcios y enviaron paracaidistas a Port Said e Ismailía, a las que se sumó Suez el 5 de noviembre.
Nasser no tenía ninguna posibilidad de derrotar militarmente a sus atacantes pero la indignación internacional y las presiones conjuntas de EE.UU. y la URSS para el cese de la intervención jugaron a su favor. La ONU exigió la retirada aliada y reconoció la soberanía egipcia sobre el Canal, el 6 de noviembre se llegó a un alto el fuego y el 22 de diciembre reembarcó el cuerpo expedicionario franco-británico. Nasser completó su victoria al año siguiente con la retirada israelí del Sinaí, una vez obtenido el gobierno judío (29 de marzo de 1957) el levantamiento de los bloqueos navales de Suez y Akaba.
Los años inmediatos a la crisis de Suez marcaron el apogeo del Egipto nasserista y el fortalecimiento de la colaboración con la URSS. Fuerzas políticas y movimientos militares tomaron el discurso panarabista y socialista del rais en otros países de la región. El 1 de febrero de 1958 Nasser y su homólogo sirio Shukri al-Kuwatli anunciaron en El Cairo la unión de ambos países en un solo Estado que tomó el nombre de República Árabe Unida (RAU), al que sumó Yemen el 2 de marzo. Sin embargo, en Siria pronto surgió descontento por el centralismo egipcio y el autoritarismo del ejecutivo presidido por Nasser, y el 28 de septiembre de 1961 un golpe de Estado militar en Damasco provocó la separación del país. Nasser no se opuso al hecho y mantuvo el nombre de RAU para Egipto.
En 1958 realizó una triunfal gira de tres semanas por la URSS y en la Plaza Roja de Moscú pasó revista junto con N. Kruschev al desfile del Primero de Mayo. En 1964 recibió la mayor condecoración de la URSS, Héroe de la Unión Soviética, que nunca antes fuera concedida a un extranjero. Aunque la luna de miel con Moscú no se libró de serias fricciones, por la persecución de comunistas durante la unión con Siria, la denuncia de los comunistas iraquíes y la absorción del PC egipcio por el partido oficial en 1965, lo cierto es que Egipto recibió el 43% de toda la ayuda soviética al Tercer Mundo entre 1954 y 1971. Los dirigentes soviéticos también comprendieron que, como otros líderes del Tercer Mundo, Nasser era ideológicamente insobornable y el trato hacia él debía ser más respetuoso que el aplicado a los regímenes comunistas de Europa del Este.
Al comenzar la década de los sesenta Nasser acentuó el dirigismo estatal y socializante de la economía, extendió las nacionalizaciones a los bancos y las compañías de seguros nacionales (las firmas francesas y británicas lo habían sido el 15 de enero de 1957), los astilleros y diversas empresas industriales (julio de 1961) y decretó una segunda reforma agraria (1962). Su poder interno, que nadie osaba contestar por la eficacia de los métodos policíacos, se consolidó con la presentación, el 21 de marzo de 1962, de una Carta Nacional que sustituía a la Unión Nacional por la Unión Socialista Árabe (USA, constituida formalmente el 24 de septiembre de 1962) como partido único y definía los principios socialistas de la República. El 15 de marzo de 1965 su presidencia fue nuevamente plebiscitada en las urnas.
Pese a los reveses de su proyecto panárabe, Nasser no había perdido un ápice de su enorme prestigio en el mundo árabe. El Cairo y Alejandría fueron escenario de numerosas conferencias de estadistas que hacían balance de los avances en la unión árabe y diseñaban estrategias de actuación contra Israel. En 1964 la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) fijó su primera sede en El Cairo, y hasta la llegada de Y. Arafat a su jefatura en 1969 Nasser mantuvo un importante control e influencia sobre un movimiento que consideraba instrumental en la lucha contra Israel y que no quería perder de vista por su nacionalismo particular, a menudo radical. Por otro lado, el 13 de mayo de 1964 obtuvo un gran éxito de propaganda con la inauguración de la presa de Assuán, construida con la ayuda soviética, que entró en servicio en 1968.
El creciente belicismo frente a Israel de Nasser, víctima de su propia retórica e imagen heroica que había creado de sí mismo, alcanzó un punto de no retorno en 1967. Repitiendo la escalada de 1956, el 17 de mayo exigió a la ONU la retirada de los cascos azules de la UNEF -que desde 1957 se interponían entre ambos ejércitos en el Sinaí y Gaza- cerró Akaba a la navegación israelí, desplegó tropas en la frontera y fortificó las defensas de Sharm El Sheik, en el extremo sur de la península del Sinaí, frente al Estrecho de Tirán y la salida al Mar Rojo. Mal informado por los soviéticos, Nasser estableció una alianza militar con Siria y Jordania y redobló sus amenazas.
Creyendo la inminencia de un ataque, el 5 de junio Israel lanzó una formidable ofensiva que en las primeras horas aniquiló a la aviación egipcia en sus aeródromos y arrolló las defensas terrestres del Sinaí. El día 8 las unidades israelíes completaron la ocupación de la península y alcanzaron el Canal por tres puntos, Port Said, Ismailía y Suez. En cuatro días de lucha el ejército egipcio había sido desbaratado con un balance 11.000 soldados muertos, 5.600 prisioneros, 1.000 vehículos de transporte y 700 tanques destruidos, y 70.000 toneladas de munición y equipos perdidas. Las mejores tropas egipcias -40.000 hombres- combatían en Yemen y no pudieron llegar a tiempo.
Nasser, que siempre había insistido en que no entraría en otra guerra con Israel hasta que no se dieran las condiciones de la superioridad militar y la unidad árabes y el aislamiento diplomático del Estado judío, primero acusó a EE.UU. de participar en los bombardeos (lo que no era cierto), por lo que rompió las relaciones diplomáticas y cerró el Canal a toda la navegación. Pero el día 9, abrumado por el desastre, aceptó públicamente sus responsabilidades y puso su cargo a disposición del país, lo que no fue aceptado por el Parlamento y la población, que volvió a aclamarle en manifestaciones masivas. Tras la derrota en la guerra de los Seis Días Nasser ya no sería el mismo.
En los últimos años de su vida Nasser adoptó una actitud sensiblemente más realista frente a Israel, pese a las declaraciones incendiarias sobre la reconquista de los territorios ocupados y a la continuación de enfrentamientos esporádicos de mayor o menor gravedad, dentro de la extraña "guerra de desgaste" que se prolongaría hasta la cuarta conflagración, en 1973. El 17 de julio de 1970 aceptó el Plan Rogers de EE.UU., que establecía un compromiso de aceptación de la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, un alto el fuego en el Canal durante 90 días y su eventual desmilitarización en una franja de 20 km, así como su reapertura al tráfico naval. Nasser se había encontrado en su viaje a Moscú el 29 de junio anterior con que los soviéticos le condicionaban la entrega de armas a la aceptación del plan.
El último servicio de Nasser a la nación árabe fue su mediación en el Septiembre Negro jordano, la sangrienta guerra civil entre el ejército hachemita y los fedayin palestinos de la OLP. El 27 de septiembre de 1970 consiguió en El Cairo que el rey Hussein y Arafat firmaran un cese de hostilidades, pero a pesar de su amplia sonrisa durante el acto, gesto que siempre acompañó a su exuberante personalidad e imponente físico, Nasser estaba agotado y al día siguiente, 28 de septiembre, un fulminante ataque cardíaco acabó con su vida. El 1 de octubre cinco millones de egipcios rindieron, entre escenas de histeria, homenaje a su líder desaparecido, luto que fue mantenido en muchos países de Oriente Próximo, África y el mundo islámico en general.
021-NASSER - Celma Agüero

miércoles, 27 de abril de 2011

020-BERTRAND RUSSELL - Eduardo Rabossi


MEDALLA PREMIO NOBEL DE LITERATURA


(Trelleck, 1872 - Plas Penrhyn, 1970) Filósofo y matemático británico. Su abuelo, el notable político y orador John Russell, había sido nombrado conde por la reina Victoria, y desempeñó los cargos de primer lord del Tesoro y primer ministro. Los padres del joven Bertrand, de mentalidad liberal con ciertos matices radicales, hubieran deseado para su hijo una brillante carrera política. Y así, luego de la formación recibida en el Trinity College de Cambridge, el joven fue enviado en 1888 y para largo tiempo a los Estados Unidos, a fin de que pudiera estudiar allí la vida política y las instituciones del país.
De nuevo en la patria y, en calidad de "fellow", en el Trinity College, se vio alejado de tal institución en 1916 debido a la actitud pacifista intransigente adoptada en el curso de la primera Guerra Mundial. Ello le valió asimismo cuatro meses de cárcel, durante los cuales redactó su Introducción a la filosofía matemática (Introduction to Mathematical Philosophy, 1919).
Anteriormente, en 1900, había publicado un importante libro acerca de Leibniz, y en 1910 Principia mathematica (en colaboración con el filósofo A. N. Whitehead), texto que proponía una interpretación "logística" de las matemáticas. Dicha tesis de la reducción absoluta de tal ciencia a lógica había sido también sostenida en Principles of Mathematics, en 1903. La "teoría de los tipos", la de los números como "clases de clases" y la "paradoja de Russell" fueron los resultados más significativos de esta amplia labor de investigación.
En 1920 nuestro autor se hallaba en Rusia. El mismo año llegó hasta Pekín, y en tal ocasión fue considerado muerto por numerosos periódicos europeos; ello se redujo, en la realidad, a una mera pulmonía. Vuelto a Inglaterra, el filósofo publicó, entre 1921 y 1927, algunos libros que difundieron ulteriormente su celebridad: Análisis de la mente (Analysis of Mind, 1921) y Análisis de la materia (Analysis of Matter, 1927). Con su segunda esposa, Dora Black, con la cual contrajo matrimonio en 1921 (en 1894 se había casado con Alys Smith), estableció en Londres, de 1927 a 1932, una escuela infantil inspirada en una pedagogía progresiva y despreocupada.
En 1936 celebró terceras nupcias con Patricia Spence, y en 1938 fue llamado a la Universidad de Chicago en calidad de "visiting professor" de Filosofía. El año siguiente enseñó en la California University, de Los Ángeles. En 1940 su cargo en el City College de Nueva York dio lugar a una polémica extremadamente áspera, y provocó apasionadas protestas en algunos ambientes: se le reprochaba la exposición en forma singularmente cruda de sus opiniones acerca de la vida sexual.
Además de las investigaciones de carácter lógico-matemático, Russell, en efecto, había realizado, con singular fortuna, el estudio de problemas sociales y ético-políticos, y publicado, en consecuencia, textos como Matrimonio y moral (Marriage and Morale, 1929), La conquista de la felicidad (The Conquest of Happiness, 1930) y La educación y el orden social (Education and the Social Order, 1932). En tales obras el autor se revelaba escritor delicado y agudo, a quien el racionalismo y la elegante ironía inducían a soluciones con frecuencia paradójicas, pero siempre muy estimulantes.
En 1950 recibió el premio Nobel de Literatura. En 1952, a los ochenta años, se unía en cuartas nupcias a Edith Finch, y en 1953 publicada la novela Satanás en los suburbios y otras narraciones (Satan in the Suburbs and Other Stories). En 1955 dio a la imprenta el testamento espiritual de Albert Einstein, y se manifestó abiertamente en favor de la prohibición de la guerra atómica y de los conflictos bélicos en general.
Russell rechazó pronto el idealismo metafísico en que fue educado. Su teoría del conocimiento es realista y quiere conectar, a semejanza de la de su colega G. Edward Moore, con las intuiciones del sentido común ordinario. Por un lado, es el heredero de la vetusta tradición del empirismo británico, una corriente filosófica unida siempre al espíritu del liberalismo y de la Ilustración, que pretende reducir todo contenido cognitivo a los datos de la experiencia sensible. Por otro, es el lógico contemporáneo más ambicioso, obsesionado con la idea de un lenguaje simbólico perfecto, que elimine toda ambigüedad expresiva. El resultado de todas estas preocupaciones es el llamado atomismo lógico de Russell, una sobria metafísica empirista que se cuenta entre los mejores logros de la filosofía contemporánea.
En sus Principia mathematica (1910-1913), escritos en colaboración con Alfred North Whitehead, propuso la solución de problemas lógicos que venían atormentando a la filosofía y a la matemática de las últimas décadas. Sus trabajos en la "teoría de tipos" y en la "teoría de las descripciones" pueden citarse entre lo más representativo del estilo analítico de filosofar, que parte de la lógica para tratar de esclarecer rompecabezas seculares de la historia del pensamiento.
Russell consideraba misión del intelectual la difusión de una cultura que habitúe a los hombres a la revisión de sus propias ideas y a la tolerancia mutua; la ciencia, en calidad de tal, no basta para la felicidad de los seres humanos, quienes, en la consecución de tal objetivo, deben acudir al arte, al amor y al respeto recíproco. No fue un ejemplo de convencionalismo ni de adhesión a los valores establecidos.
Buena parte de su obra es de contenido social y moral, en una vena inconformista muy poco apta para mentes esquemáticas. Respecto a la filosofía política, escribió varios estudios, entre ellos Los caminos de la libertad (1924), en el cual expuso las etapas históricas del socialismo, el anarquismo y el sindicalismo, trató temas relacionados con el gobierno, la ciencia y la cultura en el socialismo, además de analizar las ideas de Karl Marx, Mijail Alejandrovich Bakunin y otros.
En Vieja y nueva moral sexual (1929) analizó algunas instituciones y valores básicos de la sociedad como el matrimonio, la prostitución, la naturaleza del amor, la educación sexual, el divorcio y otros temas vinculados a la moralidad sexual. En su obra El Poder en los hombres y en los pueblos (1938), examinó la categoría del poder, ampliándola a numerosos atributos sociales, militares, científicos, públicos y económicos; lo más interesante de su análisis es la tesis que figuró décadas después como uno de los elementos claves de la filosofía moderna de que entre tales instituciones y figuras no hay jerarquía alguna, sólo relaciones más o menos dinámicas que se solapan unas a otras según las circunstancias históricas.
En 1945 publicó la amplia Historia de la filosofía occidental, obra impresionante por su erudición, el poder persuasivo a través de relaciones originales entre filósofos y tendencias, y sobre todo por la maestría de la prosa, no exenta de ingenio y sentido del humor, lo que propicia el acercamiento amable de los lectores a este libro monumental por su extensión y propósitos.
020-BERTRAND RUSSELL - Eduardo Rabossi

martes, 26 de abril de 2011

019-NIETZSCHE - Mazzino Montinari


(Röcken, actual Alemania, 1844-Weimar, id., 1900) Filósofo alemán, nacionalizado suizo. Su abuelo y su padre fueron pastores protestantes, por lo que se educó en un ambiente religioso. Tras estudiar filología clásica en las universidades de Bonn y Leipzig, a los veinticuatro años obtuvo la cátedra extraordinaria de la Universidad de Basilea; pocos años después, sin embargo, abandonó la docencia, decepcionado por el academicismo universitario. En su juventud fue amigo de Richard Wagner, por quien sentía una profunda admiración, aunque más tarde rompería su relación con él.
La vida del filósofo fue volviéndose cada vez más retirada y amarga a medida que avanzaba en edad y se intensificaban los síntomas de su enfermedad, la sífilis. En 1882 pretendió en matrimonio a la poetisa Lou Andreas Salomé, por quien fue rechazado, tras lo cual se recluyó definitivamente en su trabajo. Si bien en la actualidad se reconoce el valor de sus textos con independencia de su atormentada biografía, durante algún tiempo la crítica atribuyó el tono corrosivo de sus escritos a la enfermedad que padecía desde joven y que terminó por ocasionarle la locura.
Los últimos once años de su vida los pasó recluido, primero en un centro de Basilea y más tarde en otro de Naumburg, aunque hoy es evidente que su encierro fue provocado por el desconocimiento de la verdadera naturaleza de su dolencia. Tras su fallecimiento, su hermana manipuló sus escritos, aproximándolos al ideario del movimiento nazi, que no dudó en invocarlos como aval de su ideología; del conjunto de su obra se desprende, sin embargo, la distancia que lo separa de ellos.
Entre las divisiones que se han propuesto para las obras de Nietzsche, quizá la más sincrética sea la que distingue entre un primer período de crítica de la cultura y un segundo período de madurez en que sus obras adquieren un tono más metafísico, al tiempo que se vuelven más aforísticas y herméticas. Si el primer aspecto fue el que más impacto causó en su época, la interpretación posterior, a partir de Heidegger, se ha fijado, sobre todo, en sus últimas obras.
Como crítico de la cultura occidental, Nietzsche considera que su sentido ha sido siempre reprimir la vida (lo dionisíaco) en nombre del racionalismo y de la moral (lo apolíneo); la filosofía, que desde Platón ha transmitido la imagen de un mundo inalterable de esencias, y el cristianismo, que propugna idéntico esencialismo moral, terminan por instaurar una sociedad del resentimiento, en la que el momento presente y la infinita variedad de la vida son anulados en nombre de una vida y un orden ultraterrenos, en los que el hombre alivia su angustia.
Su labor hermenéutica se orienta en este período a mostrar cómo detrás de la racionalidad y la moral occidentales se hallan siempre el prejuicio, el error o la mera sublimación de los impulsos vitales. La «muerte de Dios» que anuncia el filósofo deja al hombre sin la mezquina seguridad de un orden trascendente, y por tanto enfrentado a la lucha de distintas voluntades de poder como único motor y sentido de la existencia. El concepto de voluntad de poder, perteneciente ya a sus obras de madurez, debe interpretarse no tanto en un sentido biológico como hermenéutico: son las distintas versiones del mundo, o formas de vivirlo, las que se enfrentan, y si Nietzsche ataca la sociedad decadente de su tiempo y anuncia la llegada de un superhombre, no se trata de que éste posea en mayor grado la verdad sobre el mundo, sino que su forma de vivirlo contiene mayor valor y capacidad de riesgo.
Otra doctrina que ha dado lugar a numerosas interpretaciones es la del eterno retorno, según la cual la estructura del tiempo sería circular, de modo que cada momento debería repetirse eternamente. Aunque a menudo Nietzsche parece afirmar esta tesis en un sentido literal, ello sería contradictorio con el perspectivismo que domina su pensamiento, y resulta en cualquier caso más sugestivo interpretarlo como la idea regulativa en que debe basarse el superhombre para vivir su existencia de forma plena, sin subterfugios, e instalarse en el momento presente, puesto que si cada momento debe repetirse eternamente, su fin se encuentra tan sólo en sí mismo, y no en el futuro.
019-NIETZSCHE - Mazzino Montinari

lunes, 25 de abril de 2011

018-DALÍ - Lorenzo Varela


(Click para descargar 335 Obras en la pintura)



(Figueres, Gerona, 1904 - Púbol, 1989) Pintor español. Salvador Dalí nació en una madrugada de la primavera de 1904 en el seno de una familia burguesa, hijo de un notario bienpensante y de una sensible dama aficionada a los pájaros. Más tarde escribiría: "A los tres años quería ser cocinero. A los cinco quería ser Napoleón. Mi ambición no ha hecho más que crecer y ahora es la de llegar a ser Salvador Dalí y nada más. Por otra parte, esto es muy difícil, ya que, a medida que me acerco a Salvador Dalí, él se aleja de mí".
Puesto que la persecución sería incesante y el objetivo no habría de alcanzarse nunca y, dado que en ningún recodo de su biografía estaba previsto que hallara el equilibrio y la paz, decidió ser excesivo en todo, intrepretar numerosos personajes y sublimar su angustia en una pluralidad de delirios humorísticos y sórdidos. Se definió a sí mismo como "perverso polimorfo, rezagado y anarquizante", "blando, débil y repulsivo", aunque para conquistar esta laboriosa imagen publicitaria antes hubo de salvar algunas pruebas iniciáticas, y si el juego favorito de su primera infancia era vestir el traje de rey, ya hacia sus diez años, cuando se pinta como El niño enfermo, explora las ventajas de aparentar una constitución frágil y nerviosa.
Su precocidad es sorprendente: a los doce años descubre el estilo de los impresionistas franceses y se hace impresionista, a los catorce ya ha trabado conocimiento con el arte de Picasso y se ha hecho cubista y a los quince se ha convertido en editor de la revista Studium, donde dibuja brillantes pastiches para la sección titulada "Los grandes maestros de la Pintura".
En 1919 abandona su Cataluña natal y se traslada a Madrid, ingresa en la Academia de Bellas Artes y se hace amigo del gran poeta granadino Federico García Lorca y del futuro cineasta surrealista Luis Buñuel, de quien sin embargo se distanciará irreversiblemente en 1930. En la capital adopta un extraordinario atuendo: lleva los cabellos largos, una corbata desproporcionadamente grande y una capa que arrastra hasta los pies. A veces luce una camisa azul cielo, adornada con gemelos de zafiro, se sujeta el pelo con una redecilla y lo lustra con barniz para óleo. Es difícil que su presencia pase desapercibida.
En los revueltos y conflictivos meses de 1923 sufre un desafortunado contratiempo. En la Academia de Bellas Artes a la que está adscrito se producen manifestaciones en contra de un profesor, y antes de que dé comienzo el discurso oficial y se desate la violenta polémica, Salvador abandona la sala. Las autoridades creen que con este gesto ha sido él quien ha dado la señal de ataque y rebelión y deciden expulsarlo durante un año. Después, de nuevo en Figueras, los guardias vienen a detenerlo y pasa una temporada en la cárcel.
A la salida de prisión recibirá dos alegrías. La primera, una prensa para grabado que su padre le regala, y la segunda, la visita de su excelente compañero de la Residencia de Estudiantes de Madrid Federico García Lorca, quien, en las calurosas noches del verano de Cadaqués, lee a toda la familia Dalí sus versos y dramas recién compuestos. Es allí, junto al Mediterráneo, donde García Lorca redacta la célebre "Oda a Salvador Dalí", publicada unos años después, en 1929, en la Revista de Occidente. Pronto será también Luis Buñuel quien llegue a Cadaqués para trabajar con su amigo Salvador en un guión cinematográfico absolutamente atípico y del que surgirá una película tan extraña como es El perro andaluz.
En 1927 Dalí viaja por primera vez a París, pero es al año siguiente cuando se instala en la capital francesa y se une al grupo surrealista que lidera el poeta André Breton. Este último terminará expulsándolo del movimiento algunos años después, en una memorable sesión de enjuiciamiento a la que Dalí compareció cubierto con una manta y con un termómetro en la boca, aparentando ficticiamente estar aquejado de fiebre y convirtiendo así el opresivo juicio en una ridícula farsa.
La triple acusación a la que tuvo entonces que enfrentarse Dalí fue: coquetear con los fascismos, hacer gala de un catolicismo delirante y sentir una pasión desmedida e irrefrenable por el dinero. A esto precisamente alude el célebre apodo anagramático con que fue motejado por Breton, Avida dolars, acusación que lejos de desagradar al pintor le proporcionaba un secreto e irónico placer. De hecho, después de conocer a la que sería su musa y compañera durante toda su vida, Gala, entonces todavía esposa de otro surrealista, el poeta Paul Eluard, Dalí declaró románticamente: "Amo a Gala más que a mi madre, más que a mi padre, más que a Picasso y más, incluso, que al dinero."
Salvador se enamoró de Gala en el verano de 1929 y con ella gozó por primera vez de las mieles del erotismo. Es la época en que pinta Adecuación del deseo, Placeres iluminados y El gran masturbador, pintura esta última que fue atacada y desgarrada por el fanático grupo puritano los Camelots du Roy. Mientras tiene lugar una exposición de sus obras en la Galería Goemans de París, la joven y apasionada pareja se refugia y aísla en la Costa Azul, pasando los días y las noches encerrados en una pequeña habitación de un hotel con los postigos cerrados.
Enterado el padre de Salvador de la vida disoluta de su hijo por un artículo de Eugenio d'Ors aparecido en La Gaceta Literaria, rompe relaciones con su vástago; pero ello no debió afectarlo demasiado, o quizás sí, puesto que es en esa época en que el artista realiza lo mejor de su obra, como el célebre cuadro Persistencia de la memoria (1931), donde blandos relojes cuelgan de la rama de un árbol, del borde de un pedestal y sobre una misteriosa forma tendida en la vasta extensión de la playa.
En 1934 viaja con su ya inseparable Gala a Estados Unidos, donde desembarca y se presenta ante los periodistas con un enorme pan cocido por el cocinero del trasatlántico que les ha transportado. En sus erráticas manifestaciones no duda en asociar el mito hitleriano con el teléfono y a Lenin con el béisbol. Son todas bromas absurdas que tratan de quitar hierro a una situación política amenazante. Dos años después se desata la atroz guerra civil en España y una de las primeras muestras de la probidad de los militares insurrectos es el infame asesinato de su amigo Federico García Lorca, crimen que conmocionó a la opinión pública internacional. Dalí escribió: "Lorca tenía personalidad para dar y vender, la suficiente para ser fusilado, antes que cualquier otro, por cualquier español."
En 1938 conoce por fin, gracias al escritor vienés Stefan Zweig, a Sigmund Freud, quien había sido el gran inspirador de la estética surrealista, de la que Dalí no se siente marginado pese a las bravatas de Breton, sino que por el contrario se considera el único y más genuino exponente. El padre del psiconálisis había dado pábulo a la nueva indagación del inconsciente con su libro La interpretación de los sueños (1900), pero nunca se había tomado demasiado en serio a sus jóvenes admiradores de París.
No obstante, el 20 de julio de 1938, tras el encuentro, Freud anotó en su diario: "Hasta entonces me sentía tentado de considerar a los surrealistas, que aparentemente me han elegido como santo patrón, como locos integrales (digamos al 95%, como el alcohol puro). Aquel joven español, con sus espléndidos ojos de fanático e innegable dominio técnico, me movió a reconsiderar mi opinión". Por su parte, el artista realizó asombrosos y alucinantes retratos del "santo patrón" de los surrealistas.
Instalado otra vez en Nueva York en 1939, Dalí acepta un encargo para decorar unos escaparates comerciales. El tema que elige es el del Día y la Noche, el primero evocado por un maniquí que se mete en una bañera peluda y la segunda, por medio de brasas y paños negros extendidos, pero la dirección modifica el decorado sin consultar al autor. Dalí, iracundo, vuelca la bañera de astracán llena de agua y la lanza contra los cristales del escaparate produciendo un gran estrépito y un notable destrozo.
Pese a que la opinión pública norteamericana le aplaude el vigor con que ha sabido defender la propiedad intelectual, es juzgado por los tribunales y condenado a pagar los desperfectos. Tampoco consigue concluir su siguiente proyecto para decorar un pabellón de la Feria Internacional de Nueva York, el cual debía llevar el significativo título de Sueño de Venus.
A España regresó en 1948, fijando su residencia de nuevo en Port-Lligat y hallando en el régimen del general Franco toda suerte de facilidades. El gobierno incluso declaró aquel rincón catalán que tanto fascinaba al pintor "Paraje pintoresco de interés nacional". Para muchos historiadores del arte lo mejor de su obra ya había sido realizado y, sin embargo, aún le quedaban cuarenta años de caprichosa producción y de irreductible endiosamiento y exhibicionismo, con apariciones públicas del estilo de la que protagonizó en diciembre de 1955, cuando se personó en la Universidad de la Sorbona de París para dar una conferencia en un Rolls Royce repleto de coliflores. En vida del artista incluso se fundó un Museo Dalí en Figueras; ese escenográfico, abigarrado y extraño monumento a su proverbial egolatría es uno de los museos más visitados de España.
Durante los años setenta, Dalí, que había declarado que la pintura era "una fotografía hecha a mano", fue el avalador del estilo hiperrealista internacional que, saliendo de su paleta, no resultó menos inquietante que su prolija indagación anterior sobre el ilimitado y equívoco universo onírico. Pero quien más y quien menos recuerda mejor que sus cuadros su repulsivo bigote engominado, y no falta quien afirme haberlo visto en el Liceo, el lujoso teatro de la ópera de Barcelona, elegantemente ataviado con frac y luciendo en el bolsillo de la pechera, a guisa de vistoso pañuelo, una fláccida tortilla a la francesa.
En su testamento, el controvertido artista legaba gran parte de su patrimonio al Estado español, provocando de ese modo, incluso después de su muerte, acaecida en 1989, tras una larga agonía, nuevas y enconadas polémicas. El novelista Italo Calvino escribió que "nada es más falsificable que el inconsciente"; acaso esta verdad paradójica y antifreudiana sea la gran lección del creador del método paranoico-crítico, de ese maestro del histrionismo y la propaganda, de ese pintor desaforado y perfeccionista, de ese eximio prestidigitador y extravagante ciudadano que fue Salvador Dalí. El chiflado prolífico del Ampurdán, la llanura catalana barrida por el vertiginoso viento del norte que recoge las suaves olas del mar Mediterráneo en una costa tortuosa y arriscada, descubrió el arte de la mixtificación y el simulacro, de la mentira, el disimulo y el disfraz antes incluso de aprender a manejar su lápiz con la exactitud disparatada y estéril de los sueños.
Su longeva existencia, tercamente consagrada a torturar la materia y los lienzos con los frutos más perversos de su feraz imaginación, se mantuvo igualmente fiel a un paisaje deslumbrante de su infancia: Port-Lligat, una bahía abrazada de rocas donde el espíritu se remansa, ora para elevarse hacia los misterios más sublimes, ora para corromperse como las aguas quietas. Místico y narciso, Salvador Dalí, quizás uno de los mayores pintores del siglo XX, convirtió la irresponsabilidad provocativa no en una ética, pero sí en una estética, una lúgubre estética donde lo bello ya no se concibe sin que contenga el inquietante fulgor de lo siniestro. Dalí exhibió de forma provocativa todas las circunstancias íntimas de su vida y su pensamiento.
018-DALÍ - Lorenzo Varela

domingo, 24 de abril de 2011

017-TROTSKI - Alberto J. Pla





(Lev Davidovich Bronstein; Yanovka, Ucrania, 1877 - Coyoacán, México, 1940) Revolucionario ruso. Nació en una familia judía de labradores propietarios y estudió Derecho en la Universidad de Odessa. Participó desde joven en la oposición clandestina contra el régimen autocrático de los zares, organizando una Liga Obrera del Sur de Rusia (1897).



Fue detenido varias veces y desterrado a Siberia; pero consiguió huir de allí en 1902 y se unió en Londres al que ya aparecía como jefe de la oposición socialdemócrata en el exilio.

Aunque discrepaba de su concepción autoritaria del partido, colaboró con él e intentó en vano reconciliar a la facción que dirigía (los bolcheviques) con la facción rival de la socialdemocracia rusa (los mencheviques).

Regresó a Rusia para participar en la Revolución de 1905 (en la cual organizó el primer sóviet o consejo revolucionario). Al fracasar la revolución, fue deportado otra vez a Siberia y nuevamente se escapó (1906). Tras recorrer medio mundo entrando en contacto con los focos de conspiradores revolucionarios, se trasladó a Rusia en cuanto estalló la Revolución de febrero de 1917, que derrocó a Nicolás II.

Abandonando su trayectoria anterior de socialista independiente (en relación con los mencheviques), puso su talento de organizador y de agitador al servicio del Partido Bolchevique y fue elegido presidente del Sóviet de Petrogrado. Desempeñó un papel central en la conquista del poder por Lenin: fue el principal responsable de la toma del Palacio de Invierno por los bolcheviques, que instauró el régimen comunista en Rusia (Revolución de octubre de 1917).

Aunque Lenin ocupó la cúspide del poder, Trotski desempeñó un papel crucial en el gobierno soviético hasta la muerte de aquél. Como primer comisario de Asuntos Exteriores de la Rusia bolchevique (1917-18), negoció con los alemanes la Paz de Brest-Litovsk, que retiró al país de la Primera Guerra Mundial para responder a los deseos de paz de las masas y concentrarse en la consolidación de la Revolución. Luego fue comisario de Guerra (1918-25), cargo desde el cual organizó el Ejército Rojo en condiciones muy difíciles y derrotó en una larga guerra civil a los llamados ejércitos blancos (contrarrevolucionarios) y a sus aliados occidentales (1918-20). Su labor fue, por tanto, crucial para la supervivencia del primer Estado comunista del mundo.

Lenin le señaló como su sucesor antes de morir en 1924; pero la ambición de Stalin, que contaba con fuertes apoyos en el aparato del partido, le impidió acceder al poder. Trotski defendía la idea de la «revolución permanente» como vía de realización de los ideales marxista-leninistas (extendiendo gradualmente la Revolución a Alemania y a otros países); mientras que Stalin le opuso la concepción más conservadora de consolidar el «socialismo en un solo país». Las diferencias ideológicas, sin embargo, eran poco más que un pretexto para Stalin, que maniobró hábilmente en busca de aliados y después se deshizo de ellos (incluso físicamente); con estas maniobras consiguió apartar a Trotski de la dirección en 1925, expulsarle del partido en 1927, deportarle a Kazajistán en 1928 y desterrarle del país en 1929.Trotski no cejó en su lucha revolucionaria, que canalizó desde el exilio escribiendo en defensa de sus ideas (obras como La revolución permanente, 1930; o la Historia de la Revolución Rusa, 1932) y encabezando una corriente comunista disidente (agrupada en la Cuarta Internacional desde 1938). Stalin le hizo asesinar por un agente soviético (Ramón Mercader).

017-TROTSKI - Alberto J. Pla

016-LORENZO EL MAGNÍFICO - Sergio Romagnoli





(Florencia, 1449-Careggi, 1492) Monarca de Florencia (1469-1492). Durante su gobierno hizo frente a la conspiración de los Pazzi (1478), familia que arrebató a los Médicis sus negocios con el papado, iniciados por Cosme el Viejo. Tras la ejecución de los conjurados se desencadenó una guerra que se prolongó durante dos años. Tras firmar la paz con el rey de Nápoles (1480), Lorenzo el Magnífico dominó la ciudad mediante un nuevo Consejo de los Setenta. Mientras ejerció el poder, protegió a los artistas y promovió la construcción de obras que llevaron a su punto más alto el estilo de los gobernantes renacentistas, reunió viejos manuscritos y reforzó la Academia Platónica.
016-LORENZO EL MAGNÍFICO - Sergio Romagnoli

sábado, 23 de abril de 2011

015-EVA PERÓN - Rodolfo Tettamanti





(Eva Duarte de Perón, llamada Evita Perón; Los Toldos, Argentina, 1919-Buenos Aires, 1952) Política argentina. Hija ilegítima de Juan Duarte y de Juana Ibarguren, vivió pobremente en su pueblo natal hasta que a los dieciséis años huyó a Buenos Aires. En la capital argentina trabajó como actriz en pequeños locales y en la radio, y a partir de 1935 comenzó a gozar de cierta popularidad, si bien sus papeles carecían de relevancia.
En tales circunstancias conoció al coronel Juan Domingo Perón, con quien inició una relación íntima y se casó en 1945. Este mismo año, Perón fue destituido de sus cargos de la secretaría de Trabajo y de la vicepresidencia de la nación y confinado en la isla de Martín García. Entonces mostró Eva su gran energía y carisma para conectar con los sectores nacionalistas del ejército afines a su marido y con los trabajadores, que se habían beneficiado de las medidas sociales impulsadas por Perón desde su puesto.
La campaña de agitación social que emprendió culminó el 17 de octubre, cuando miles de trabajadores, a los que ella llamó «descamisados», ocuparon el centro de Buenos Aires para exigir la libertad del político, en una de las mayores manifestaciones populares habidas en el país hasta entonces.
Una vez liberado, Perón se presentó a las elecciones de febrero de 1946 y obtuvo un rotundo triunfo. A pesar de la popularidad de que gozaba, ella no aceptó ningún cargo oficial y prefirió impulsar una política social desde la presidencia de una fundación que llevaba su nombre. Financiada con fondos públicos, la Fundación Eva Perón repartió ayudas sociales a los más necesitados.
Evita, como habían comenzado a llamarla las clases populares, se convirtió en el rostro humano del régimen y en el enlace del presidente con las organizaciones obreras, principalmente la Confederación General del Trabajo (CGT). Su particular preocupación por la situación de la mujer la llevó a fundar en 1949 el Partido Peronista Femenino y a promover desde él medidas orientadas a una mejor integración de la mujer en el mercado laboral.
Gracias a su intervención, la legislación laboral articulada durante la primera presidencia del general Perón se tradujo en unas mejores condiciones de vida de los trabajadores y de los sectores hasta entonces marginados de la sociedad argentina. Tampoco permaneció ajena a la situación del pueblo español, y en 1947 viajó a España, en los peores momentos del aislamiento internacional del régimen franquista. Su visita estuvo precedida por la concesión del gobierno peronista al régimen español de un crédito millonario para la compra de trigo, maíz, carne, legumbres, etc.
En 1951, año en que publicó su autobiografía La razón de mi vida, la CGT la postuló como candidata a la vicepresidencia. Sin embargo, la propuesta topó con la férrea oposición de las Fuerzas Armadas, que veían en ella una amenaza en su calidad de portavoz de la línea más radical y reivindicativa del peronismo. Por otro lado, la propia Eva era reacia a aceptar cargos públicos, convencida de que la eficacia de su labor estaba en la proximidad de su relación con la gente. Además, el conocimiento de la grave enfermedad que la aquejaba la indujo a renunciar a la candidatura en un emotivo acto en el que se dirigió a la multitud desde el balcón de la casa de gobierno.
Su muerte significó el inicio de la decadencia del régimen peronista, que tres años más tarde fue derrocado por un golpe militar. Para evitar el peregrinaje popular a su tumba, los militares secuestraron y trasladaron el cadáver de Eva Perón a Italia y más tarde a España. En 1975, el gobierno de la presidenta del país, la que había sido la tercera esposa del general, María Estela Isabel Martínez de Perón, llevó de nuevo a Argentina los restos mortales de Eva Perón.
015-EVA PERÓN - Rodolfo Tettamanti

jueves, 21 de abril de 2011

014-PEDRO EL GRANDE - Mijail Volkov.





Pedro I Alexéievich, llamado el Grande; Moscú, 1672-San Petersburgo, 1725) Zar de Rusia (1682-1725). Hijo del zar Alejo Mijáilovich y de su segunda esposa Natalia Narishkina y sucesor de su hermanastro Fiodor III, ocupó el trono. A la muerte de Fiodor, la familia Narishkin proclamó sucesor a Pedro, pero los streltsí le obligaron a compartir la corona con su hermanastro Iván V, quien confió la regencia a su hermanastra Sofía. Siguieron unos años en que la educación de Pedro I estuvo abandonada, pero él entró en contacto con comerciantes europeos, con los que se formó militar y políticamente.
En 1689, Pedro I dio un golpe de estado (1689), encerró a la regente en un convento, apartó del poder a Iván, quien conservó sus títulos hasta su muerte (1696) y entregó el poder a su madre, que gobernó hasta 1694, año en que murió. Tras la conquista de Azov a los turcos (1696), en la que probó la flota que había creado, viajó por Polonia, Alemania, Austria, Países Bajos e Inglaterra en 1697, ampliando su pobre formación cultural y contratando técnicos que le ayudaran en la tarea de occidentalizar Rusia. Una revuelta de los streltsí (1698), opuestos a la política de occidentalización, le hizo volver a Rusia.
Inmediatamente emprendió la tarea de modernizar su país. Comenzó con aspectos exteriores, como la prohibición de las barbas y la imposición del vestido occidental, salvo para el clero y los campesinos, pero siguieron otras reformas más profundas, encaminadas a aumentar la riqueza del país y de los recursos del Estado.
Para ello se reformó el sistema fiscal con nuevos impuestos y con la ampliación del número de contribuyentes, para poder crear y sostener un ejército permanente sobre el que poder apoyar la política exterior orientada a ampliar las fronteras rusas en todas las direcciones y en especial hacia el mar Negro y el Báltico, y se protegieron las manufacturas y el comercio y se establecieron monopolios estatales.
Desde el punto de vista administrativo, el país quedó dividido en gobiernos, provincias, distritos y cantones, mientras un senado de diez miembros (1711) y nueve colegios o consejos ministeriales, de trece miembros, se convertían en los órganos supremos de gobierno. La nobleza tuvo que incorporarse a la administración, al ejército o a la corte (1722) y toda la sociedad quedó estructurada, desde el siervo de la gleba, cuya dependencia respecto de los terratenientes aumentó, hasta los niveles más altos de la nobleza.
Con tal de asegurar la sumisión de la Iglesia ortodoxa y evitar su intervención en política, el patriarcado fue sustituido por un sínodo presidido por el zar (1721). La adquisición de una amplia fachada en el Báltico, cerca de la que se fundó (1703) la nueva capital del Imperio, San Petersburgo, costó 25 años de guerra contra Suecia, durante la cual Carlos XII de Suecia fue derrotado en la batalla de Poltava (1709), aunque la guerra duró hasta la Paz de Nystadt (1721), por la que Rusia consolidó su fachada báltica. Pero en 1710 fue derrotado en el Prut por los turcos y perdió Azov, la salida al mar Negro. Esta pérdida fue compensada por la conquista de la ribera occidental del mar Caspio en una guerra contra Persia (1722-1723).
014-PEDRO EL GRANDE - Mijail Volkov
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miércoles, 20 de abril de 2011

013-IGNACIO DE LOYOLA - Jean Delumeau






(Íñigo López de Recalde) Fundador de la Compañía de Jesús (Loyola, Guipúzcoa, 1491 - Roma, 1556). Su primera dedicación fueron las armas, siguiendo la tradición familiar. Pero, tras resultar gravemente herido en la defensa de Pamplona contra los franceses (1521), cambió por completo de orientación: la lectura de libros piadosos durante su convalecencia le decidió a consagrarse a la religión.
Se retiró inicialmente a hacer penitencia y oración en Montserrat y Manresa, donde empezó a elaborar el método ascético de los Ejercicios espirituales (1522). Luego peregrinó a los Santos Lugares de Palestina (1523). De regreso a España comenzó a estudiar (ya con 33 años) para poder afrontar mejor su proyecto de apostolado, en las universidades de Alcalá de Henares, Salamanca y París.

Las primeras actividades de San Ignacio de Loyola difundiendo el método de los ejercicios espirituales le hicieron sospechoso de heterodoxia (asimilado a los «alumbrados» o a los seguidores de Erasmo): en Castilla fue procesado, se le prohibió la predicación (1524) y hubo de interrumpir sus estudios.
En cambio en París (1528-34), donde se graduó como maestro en Artes (aunque no terminó los estudios de Teología), San Ignacio de Loyola consiguió reunir un grupo de seis compañeros a los que comunicó sus ideas y con los que sembró el germen de la Compañía de Jesús, haciendo juntos votos de pobreza y apostolado en la Cueva de Montmartre. Ante la imposibilidad de marchar a hacer vida religiosa en Palestina, por la guerra contra los turcos, se ofrecieron al papa Pablo III, quien les ordenó sacerdotes (1537).

En los años siguientes se dedicaron al apostolado, la enseñanza, el cuidado de enfermos y la definición de una nueva orden religiosa, la Compañía de Jesús, cuyos estatutos aprobó el papa en 1540; San Ignacio de Loyola, cuyo fervor y energía inspiraban al grupo, fue elegido por unanimidad su primer general.

La Compañía reproducía la estructura militar en la que Ignacio había sido educado, pero al servicio de la propagación de la fe católica, amenazada en Europa desde las predicaciones de Lutero; las Constituciones que Ignacio le dio en 1547-50 la configuraron como una orden moderna y pragmática, concebida racionalmente, disciplinada y ligada al papa, para el cual resultaría un instrumento de gran eficacia en la «reconquista» de la sociedad por la Iglesia en la época de la Contrarreforma católica.
Aquejado de graves problemas de salud, San Ignacio de Loyola alcanzó a ver, sin embargo, en sus últimos años de vida, la expansión de la Compañía por Europa y América, con una fuerte presencia en la educación de la juventud y en el debate intelectual, en el apostolado y en la actividad misionera (destacando la labor en Asia de Francisco Javier). Muerto Ignacio, le sucedió como general de los jesuitas su más estrecho colaborador, el castellano Laínez. Fue canonizado en 1622 por Clemente XV.
013-IGNACIO DE LOYOLA - Jean Delumeau

lunes, 18 de abril de 2011

012-FRANKLIN - Raimondo Luraghi








(Boston, 1706 - Filadelfia, 1790) Político, científico e inventor estadounidense. Decimoquinto hermano de un total de diecisiete, Benjamin Franklin cursó únicamente estudios elementales, y éstos sólo hasta la edad de diez años. A los doce comenzó a trabajar como impresor en una empresa propiedad de uno de sus hermanos. Más tarde fundó el periódico La Gaceta de Pensilvania, que publicó entre los años 1728 y 1748. Publicó además el Almanaque del pobre Richard (1732-1757) y fue responsable de la emisión de papel moneda en las colonias británicas de América (1727).
El interés de Benjamin Franklin por los temas científicos comenzó a mediados de siglo y coincidió con el inicio de su actividad política, que se centró en diversos viajes a Londres, entre 1757 y 1775, con la misión de defender los intereses de Pensilvania. Participó de forma muy activa en el proceso que conduciría finalmente a la independencia de las colonias británicas de América, intervino en la redacción de la Declaración de Independencia (1776) junto a Jefferson y J. Adams, y se desplazó a Francia en busca de ayuda para proseguir la campaña contra las tropas británicas.
Finalizada la guerra, Benjamin Franklin fue partícipe en las conversaciones para concluir el tratado de paz que pondría fin al conflicto y contribuyó a la redacción de la Constitución estadounidense.
Por lo que respecta a su actividad científica, durante su estancia en Francia, en 1752, llevó a cabo el famoso experimento de la cometa que le permitió demostrar que las nubes están cargadas de electricidad y que, por lo tanto, los rayos son esencialmente descargas de tipo eléctrico.
Para la realización del experimento, no exento de riesgo, utilizó una cometa dotada de un alambre metálico unido a un hilo de seda que, de acuerdo con su suposición, debía cargarse con la electricidad captada por el alambre. Durante la tormenta, acercó la mano a una llave que pendía del hilo de seda, y observó que, lo mismo que en los experimentos con botellas de Leyden que había realizado con anterioridad, saltaban chispas, lo cual demostraba la presencia de electricidad.
Este descubrimiento le permitió inventar el pararrayos, cuya eficacia dio lugar a que ya en 1782, en la ciudad de Filadelfia, se hubiesen instalado 400 de estos ingenios. Sus trabajos acerca de la electricidad le llevaron a formular conceptos tales como el de la electricidad negativa y positiva, a partir de la observación del comportamiento de las varillas de ámbar, o el de conductor eléctrico, entre otros.
Además, expuso una teoría acerca de la electricidad en la que consideraba que ésta era un fluido sutil que podía presentar un exceso o un defecto, descubrió el poder de las puntas metálicas al observar que un cuerpo con carga eléctrica se descarga mucho más deprisa si termina en punta, y enunció el principio de conservación de la carga eléctrica.
Inventó también el llamado horno de Franklin y las denominadas lentes bifocales. La gran curiosidad que sentía por los fenómenos naturales le indujo a estudiar, entre otros, el curso de las tormentas que se forman en el continente americano, y fue el primero en analizar la corriente cálida que discurre por el Atlántico norte y que en la actualidad se conoce con el nombre de corriente del Golfo.
Su temperamento activo y polifacético impulsó también a Benjamin Franklin a participar en las cuestiones de ámbito local, por ejemplo, en la creación de instituciones como el cuerpo de bomberos de Filadelfia, la biblioteca pública y la Universidad de Pensilvania, así como la Sociedad Filosófica Americana. Fue el único americano de la época colonial británica que alcanzó fama y notoriedad en la Europa de su tiempo.
012-FRANKLIN - Raimondo Luraghi

domingo, 17 de abril de 2011

011-CAMILO TORRES - Manuel Ossa


Camilo Torres
(Jorge Camilo Torres Restrepo; Bogotá, 1929 - San Vicente de Chucurí, Santander, 1966)
Camilo Torres Restrepo nació en el tradicional barrio de La Candelaria, en el seno de una familia burguesa conformada por el prestigioso pediatra y científico Calixto Torres Umaña e Isabel Restrepo Gaviria, unión de la que nacieron Fernando y Camilo; con anterioridad, doña Isabel había enviudado y tenía dos hijos, Gerda y Edgar Westendorp.
Su progenitores eran personas totalmente disímiles: el padre, concentrado en sus investigaciones y consultas, era poco amigo del boato social, mientras que la madre era todo lo contrario: extrovertida, amiga del gasto excesivo, de las reuniones, los tés y las frivolidades, aunque muy humana y comprensiva con sus hijos. Una pareja así poco futuro tenía y finalmente el matrimonio se disolvió en 1937.
La primera formación intelectual de Camilo Torres Restrepo fue bastante exigente. En 1931, cuando apenas contaba dos años de edad, su padre fue nombrado representante de Colombia en la Liga de las Naciones con sede en Ginebra; así, aprendió simultáneamente las primeras letras en castellano y francés. Para ese entonces ya el matrimonio Torres-Restrepo funcionaba mal y al año largo de vivir en Suiza se produjo una primera separación. Doña Isabel y sus cuatro hijos se trasladaron a Barcelona, ciudad a la que fue a buscarlos el doctor Torres y desde la que regresaron a Colombia en 1934.
Los niños Torres Restrepo fueron matriculados en el Colegio Andino, pero Camilo terminó su bachillerato en el Liceo de Cervantes en 1946. Buena parte de la infancia y la adolescencia las pasó Camilo en el campo, pues después de la separación doña Isabel decidió vivir en una finca lechera ubicada en las afueras de Bogotá. Camilo se vinculó a los boy scouts y desde un principio mostró indudables dones de líder, aunque era indisciplinado, "mamagallista" y muy dado al romance y a la dolce vita.
Durante el primer semestre de 1947 entró a estudiar derecho en la Universidad Nacional. Pero, gracias al contacto con dos promotores dominicos y luego de un período de incertidumbre, decidió hacerse fraile de la comunidad de Santo Tomás y quiso partir, a escondidas de su madre, al noviciado de Chiquinquirá.
Doña Isabel alcanzó a detenerlo en la estación de La Sabana. Vino un período de oposición paterna, otro de diálogo y finalmente, en septiembre de 1947, los esposos Torres-Restrepo aceptaron que su hijo entrara en el Seminario Conciliar de Bogotá, ubicado en las muy exclusivas y apetecidas sierras del Chicó.
Siete años dedicó Camilo Torres Restrepo a su preparación. Se ordenó como sacerdote el 29 de agosto de 1954 y su primera misa la ofició en la capilla del Liceo de Cervantes. Durante su permanencia en el seminario, Camilo se inclinó por la problemática social y sus soluciones, no desde un punto de vista marxista, sino cristiano, pero con el correr del tiempo se convirtió en un humanista social, precursor de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos (Argel, 4 de agosto de 1976).
El padre Camilo viajó, el 25 de septiembre de 1954, a Bélgica, a la Universidad de Lovaina, con el fin de adelantar estudios de sociología. Allí se encontró con un viejo amigo suyo del seminario, Gustavo Pérez, y juntos se involucraron en el maremágnum de ideas que en plena guerra fría hervían en la Europa de entonces. En especial, Camilo Torres recibió la influencia de la Democracia Cristiana, del sindicalismo cristiano y de las teorías sociológicas en boga, y se aproximó, aunque tímidamente, al marxismo, andamiaje intelectual que le sirvió para abrazar una causa que nunca abandonó: la de los oprimidos, con el ideal nunca alcanzado de llevar con ellos una vida comunitaria y compartir sus tareas y esfuerzos.
Camilo era una persona muy inquieta intelectualmente y se sentía además inclinado por la acción social. Ya desde los tiempos de seminarista en Bogotá había adelantado campañas en pro de los picapedreros de las lomas aledañas al Seminario Mayor de Bogotá. El contacto con la sociedad y cultura europeas le permitió comprobar las distancias existentes entre el primer y tercer mundo, y se convenció también de que una de las grandes dificultades para un desarrollo más armónico de estos últimos países radicaba en la falta de investigación social, problema que trató de solucionar en 1955 cuando fundó el Equipo Colombiano de Investigación Socio Económica (ECISE), que tuvo comités en la mayoría de los países de Europa occidental. Además, asistía a cuanta conferencia hubiese y participaba en muchas reuniones de estudiantes latinoamericanos sobre los temas que le interesaban; para completar su ajetreada y apretada agenda, ocupó la vicerrectoría del Colegio Latinoamericano.
En 1957, Camilo Torres se acercó de forma decisiva a problemas sociales bien complejos: los tugurios existentes en París, y muy particularmente los grupos de la resistencia argelina, le permitieron vislumbrar la realidad de un proceso de liberación nacional y el papel que le correspondía al intelectual en dicha lucha. Contó con el apoyo de su gran amiga, compañera, confidente y posteriormente secretaria, Marguerite Marie Guitemie Olivieri.
En 1958, luego de permanecer en Bogotá reuniendo los datos necesarios, se graduó como sociólogo con la tesis "Una aproximación estadística a la realidad socio-económica de Bogotá", publicada en 1987 como La proletarización de Bogotá, que fue dirigida por el profesor Yves Urbain. Este trabajo es pionero dentro de la sociología y la antropología urbanas.
Luego de culminar sus estudios en Lovaina y gracias a la intervención de su hermano Fernando, adelantó un curso de verano en la Universidad de Minneapolis (Minnesota), donde conoció a Teodore Caplow. Tuvo la oportunidad de doctorarse en Sociología en la Universidad de Lovaina, pero prefirió dedicarse al país, a sus gentes y problemas. En momentos dramáticos, cuando todavía dudaba entre la sotana y el fusil, tuvo la oportunidad de volver a Bélgica, pero pudo más su honesto compromiso con los desheredados.
Al regresar a Colombia, en enero de 1959, fue nombrado capellán auxiliar de la Universidad Nacional, y junto con el sociólogo costeño Orlando Fals Borda fundaron la Facultad de Sociología de esa universidad. Camilo Torres Restrepo inició allí una importante labor docente, investigadora y de acción social, que le sirvió para emprender un plan piloto para el barrio Tunjuelito, con el que ganó el prestigioso Premio Nacional de Beneficencia Alejandro Ángel Escobar.
Al comienzo, el emprendedor sacerdote fue visto como "bicho raro" por los virulentos estudiantes, pero era tan convincente el mensaje y de tanto carisma el personaje que poco a poco consiguió irrestrictos seguidores, no sólo en el campus universitario, sino en otros sectores sociales, incluidos los de su misma clase. A ello contribuyó la manera como Camilo ejerció la liturgia de la misa, de frente a los fieles y en castellano, quitándole cierto acartonado aparato ceremonial, como ya lo había aprobado el Concilio Vaticano II.
Además, aprobó el noviazgo para curas y seminaristas y abogó por el ecumenismo. Las autoridades eclesiásticas y el cardenal Luis Concha Córdoba comenzaron a recelar de las actuaciones y de la cada vez más creciente popularidad del joven sacerdote, que llegó a su punto máximo cuando, en julio de 1962, al finalizar una larga asamblea estudiantil, los enardecidos estudiantes lo proclamaron rector de la Universidad Nacional.
Ésa fue la gota que colmó la paciencia del conservador prelado, quien de inmediato lo destituyó como capellán de la Universidad y le prohibió volver a dictar clases allí, poniéndolo al frente de la parroquia de La Veracruz. Luego de mucha insistencia por parte de las directivas del alma mater, Concha Córdoba permitió que terminara el semestre académico.
Durante los tres años que Camilo Torres permaneció en la Universidad Nacional, experimentó una permanente evolución de su pensamiento. El contacto con los problemas más candentes del país lo fueron radicalizando cada vez más. En 1960, sus conceptos aparecieron como salidos de tono: en una evaluación que hizo de Radio Sutatenza, de monseñor José Joaquín Salcedo, mostró que ese programa era demagógico y perjudicial para el campesino, pues en aras de una campaña anticomunista, suscitada después de la revolución cubana, se incitaba al odio y se ocasionaba violencia, tema este último en el que Camilo también profundizó y que le sirvió para desengañarse, aún más si cabe, de la Iglesia y de las clases privilegiadas.
En 1962 planteó que los marxistas luchaban por la nueva sociedad y que, por lo tanto, los cristianos debían estar a su lado. Entre 1962 y 1965, Camilo Torres Restrepo fue una de las figuras más importantes de la vida del país: la parroquia de La Veracruz se convirtió en el sitio preferido para desposarse: era "in" en la sociedad bogotana de entonces decir que Camilo era el cura que los había casado.
Por los tiempos de su salida de la Universidad Nacional, había sido nombrado miembro de la Junta Directiva del recién fundado Instituto de la Reforma Agraria (INCORA): allí tuvo problemas al cuestionar permanentemente las políticas del Ministerio de Agricultura, pero conoció muy de cerca la problemática campesina colombiana, la burocracia y el proselitismo de Estado.
En julio de 1964 apareció en Colombia un nuevo movimiento guerrillero, el Ejército de Liberación Nacional, el cual llamó la atención de Camilo Torres pues, según él creía, no estaba tan "contaminado" como los demás grupos insurgentes. En enero de 1965 inició contactos para comunicarse con la comandancia y en febrero lanzó la plataforma del Frente Unido de Movimientos Populares; a fines de abril se retiró de la ESAP y, presionado por la curia, preparó maletas para viajar a Lovaina. Según la jerarquía eclesiástica, a Camilo había que "descontaminarlo"; el viaje estaba previsto para el 22 de mayo, pero una apoteósica manifestación de respaldo estudiantil le hizo desistir el mismo día que debía embarcarse para Bélgica.
Un mes y cinco días después, el ELN tuvo su primer acercamiento con Torres Restrepo y el sacerdote tomó una de las decisiones más trascendentales y dolorosas de su existencia: abandonar el sacerdocio, al cual había dedicado 18 años de su vida. Una vez fuera de la vida religiosa, mas no de la religión, pues hasta su muerte fue un católico convencido, visitó el campamento guerrillero en Santander y quedo en "comisión" en la ciudad, en la que debía seguir su programa de agitación política con el Frente Unido. En el momento en que fuera requerido, debía incorporarse a filas.
Durante cuatro meses y algunos días la figura de Camilo Torres creció, aún más, ante la opinión pública, pues recorrió el país y atrajo a gran cantidad de gentes; se perfilaba como el candidato alternativo al del Frente Nacional, Carlos Lleras Restrepo, pero Camilo nunca consideró la vía electoral como una solución a la injusticia social, discurso que caló muy hondo en un amplio conglomerado de personas. Logró aglutinar a gentes de diferentes tendencias de la izquierda y la política tradicional, y sobre todo captó la atención de grandes multitudes y las convenció de que la vía electoral no era una solución a la injusticia social y que el abstencionismo era una posición revolucionaria, de enfrentamiento y de lucha toda vez que "el aparato electoral está en manos de la oligarquía y por eso el que escruta elige, el que cuenta los votos determina la victoria". No se dejó tentar por ningún movimiento político y cada vez más un cerco de peligro le rodeó.
El 18 de octubre partió finalmente para la guerrilla y el 15 de febrero de 1966, en Patio Cemento, Santander, cayó muerto en su primer enfrentamiento con las fuerzas del ejército colombiano. El cadáver del "cura guerrillero" nunca le fue entregado a doña Isabel; el sitio donde fue enterrado es uno de los secretos más guardados de Colombia. Sobre tal situación, la madre de Camilo comentó alguna vez: "Soy la única madre colombiana a la cual se le ha negado la entrega del cadáver de su propio hijo. Como cristiana y católica practicante, les recuerdo que cuando a Cristo lo crucificaron como ''bandolero'', no le negaron a la Virgen María la gracia que a mí se me ha negado".
A pesar de que la muerte de Camilo Torres fue un golpe muy duro para el ELN, éste continuó sus acciones político-militares y siguió creciendo hasta 1972-1973, cuando bajo el gobierno de Misael Pastrana Borrero se llevó a cabo la operación Anorí, en Antioquia, en la que murieron los hermanos Manuel y Antonio Vásquez Castaño.
Los remanentes se replegaron, otra vez, a las montañas de Santander, a sus "santuarios" de San Vicente y el Carmen de Chucurí, a replantearse y reorganizar el movimiento, bajo la dirección del sacerdote español Manuel Pérez Martínez (1943-1998), quien llegó a Colombia a fines de 1969, junto con Domingo Laín y José Antonio Jiménez, curas también, imbuidos de la admiración que Camilo Torres despertó en muchos jóvenes sacerdotes del mundo y seguidores de la teología de la liberación.
En realidad, la mítica figura de Camilo Torres fue un ejemplo mundial de cómo entender de manera distinta el ejercicio sacerdotal. Fue así como en el país se formó un grupo importante de curas rebeldes: el llamado "grupo de Golconda" liderado por monseñor Gerardo Valencia Cano, vicario apostólico de Buenaventura.
A lo largo de su vida, Camilo Torres Restrepo publicó diversos libros y panfletos: Cristianismo y Revolución, La violencia y los cambios socioculturales en las áreas rurales de Colombia, La proletarización de Bogotá, Las escuelas radiofónicas de Sutatenza, Palabras para una revolución, Proclama al pueblo colombiano y La revolución: imperativo cristiano. Una recopilación de sus textos se publicó póstumamente en 1967 bajo el título ¡Liberación o muerte!, clara muestra de su compromiso social y de su cristianismo radical, no bien visto por la Iglesia oficial. Sus escritos constituyen una contribución original y estimulante en el panorama de las teorías políticas y sociológicas de la América Latina contemporánea, uniendo una gran variedad de temas a la compleja síntesis de ideologías y a la hondura del análisis, en un intento de conciliar el compromiso revolucionario con la profesión de una fe en los valores del cristianismo.
011-CAMILO TORRES - Manuel Ossa